SEQUÍAS PROLONGADAS PONEN EN RIESGO LA SEGURIDAD ALIMENTARIA

Publicado por: CEDEP AYLLU

Dic 8, 2022

“SERIO PROBLEMA. Que la Tierra esté cada vez más caliente está provocando variaciones en el régimen de temperaturas y precipitaciones en los Andes. Aumenta la temperatura, el agua se calienta, se evapora más rápido y las consecuencias se traducen en sequías o intensas lluvias.”

El incremento de la frecuencia e intensidad de los impactos del cambio climático genera pérdidas irreparables. Según diversos analistas, las consecuencias de la Covid-19 en la economía mundial, así como los efectos de la invasión de Rusia en Ucrania en la matriz energética de grandes economías, crean un contexto de mayor incertidumbre.

A finales del 2021, en el marco de la COP 26, se logró adoptar el llamado “Pacto climático” de Glassgow, y se acordó mantener y perseguir la limitación del aumento de la temperatura a 1.5 °C, en un esfuerzo global por evitar consecuencias mayores y más graves del cambio climático.

El cambio climático está provocando variaciones en el régimen de temperaturas y precipitaciones en los Andes, aumenta la temperatura, el agua se calienta, se evapora más rápido y las consecuencias se traducen en sequías o intensas lluvias. Según una investigación publicada en la revista Scientific Report, cuanto hace más calor, mayor es la velocidad a la que se evapora el agua. Como resultado, aumenta la cantidad de agua que circula en la atmósfera en forma de vapor.

La intensificación del ciclo del agua, agravará los eventos climáticos extremos. Hablamos de periodos de sequías más largos o de lluvias torrenciales e inundaciones cada vez más intensas y frecuentes.

En conclusión, los cambios en el ciclo natural del agua también provocan que la sequía se propague allí donde la escasez de agua es más habitual.

El niño y La niña

En la región Cusco, estos eventos climatológicos tienen un carácter cíclico y ocurren de acuerdo al comportamiento climático e hidrológico; estas pueden ser de mayor magnitud por la presencia del fenómeno El niño y La niña.

En agosto, septiembre, octubre y la primera quincena de noviembre de este año se ha tenido ausencia de precipitación pluvial, principalmente en el sector rural. Al mismo tiempo se reporta un elevado nivel de radiación solar, indicándonos que estamos en un periodo prolongado de sequía.

Los informes de la Gerencia Regional de Agricultura indican que a la sequía severa se suma periodos de heladas, causando pérdidas de los cultivos como maíz, papa mahuay, habas y algunos pastos cultivados en un promedio de 50 a 60 por ciento del área cultivada.

Esta pérdida depende de las características hidrográficas (aguas superficiales, nevados, lagos y ríos) e hidrogeológicas (aguas subterráneas, acuíferos locales) de las microcuencas y de la capacidad de cuidado y distribución del agua de las organizaciones de usuarios de agua en los territorios.

En estos mismos reportes se indica que las afectaciones alcanzan 56 % del área cultivada en la provincia de Chumbivilcas, 40 % en Anta y 37 % en Canchis. Igualmente, fueron afectadas áreas agrícolas en Paruro, Acomayo, Paucartambo y Espinar en similares porcentajes. Esta entidad del Estado informó que hay más de 130 mil hectáreas de suelos destinadas a la producción agropecuaria y que solo el 20 % tienen infraestructura de riego, sea a nivel de canales rústicos, revestidos o con tecnología de riego por aspersión.

El resto de terrenos cultivados se trabaja en secano, es decir, depende principalmente de la lluvia. Esto lleva a definir que la sequía afectará a miles de familias campesinas, impacta en su economía, su salud y su seguridad alimentaria. Las observaciones realizadas en trabajo de campo indican la disminución de los caudales en las diferentes fuentes de agua (ríos, riachuelos, lagunas, lagunillas, qochas, etc.) Los glaciares en los Andes tropicales han perdido más del 50 % de su superficie.

En la región de Cusco, el deshielo de los glaciares representa la pérdida de una importante fuente de agua dulce que sirve para uso doméstico, riego y generación de energía eléctrica. Las actividades de la siembra grande (secano) de la campaña agrícola 2022-2023 aún no empiezan debido a la falta de lluvias. Por ejemplo, para cultivar papa, trigo, cebada, oca y lisas se espera la “época de lluvias”.

En la segunda quincena de noviembre empezaron lluvias dispersas. Hay familias que se han arriesgado sembrando sin lluvias y en la mayoría de los casos los brotes están mostrando signos de “quemadura” por el intenso sol y la falta de. Aquellas familias que esperan las lluvias corren el riesgo de que los ciclos vegetativos de los cultivos se encuentren inmaduros al comenzar la época de helada de abril.

Eso evitaría la formación de granos en el caso de los cereales y leguminosas, y en el caso de los tubérculos provoca bajo rendimiento.

Ganadería

La escasez de agua afecta también la actividad pecuaria. La falta de pastos naturales provoca la muerte y disminuye la calidad y peso de los animales, lo que afecta directamente la economía familiar. En las zonas de producción de ganado lechero como Pomacanchi se ha afectado la producción de derivados lácteos como el queso.

En épocas de mayor producción, entre enero y julio, las plan- tas de elaboración de quesos producían 28 cajas de 20 quesos de un kilo al día. Ahora se están produciendo 6 cajas y la cantidad baja cada día más. Otro grave problema en estos periodos de sequía prolongada son los incendios forestales que destruyen bosques nativos, exóticos y en gran parte los pastos naturales. A nivel de la región Cusco se han registrado más de 450 incendios en lo que va del 2022, que destruyen las cabeceras de las microcuencas donde se generan los servicios eco sistémicos.

Frente a toda esta problemática se deben realizar una serie de acciones con intervención de organizaciones públicas, privadas y comunidades que habitan en estos territorios. Se debe solicitar la declaratoria de emergencia de la actividad agropecuaria en la región para encontrar soluciones a las consecuencias de la sequía prolongada y las heladas. Se debe aplicar la Ley del seguro agrario catastrófico que apoya a la agricultura familiar. El seguro cubre los cultivos de kiwicha, quinua, papa, haba, maíz, etc. Es necesario sustentar con evaluaciones técnicas que demuestren los cultivos dañados por fenómenos cli- máticos (sequías, heladas, etc.).

Otras acciones importantes son la búsqueda de soluciones a los problemas de gestión del agua, tomando en cuenta los conocimientos ecológicos ancestrales de las comunidades campesinas que han sabido convivir en armonía con la naturaleza. Se debe considerar estos sistemas de gestión de agua resilientes para la adaptación al cambio climático, y elaborar e implementar proyectos de riego, siembra y cosecha de agua.

Los investigadores del Centro Internacional de la Papa (CIP) e Instituto Nacional de Innovación Agraria (INIA) hacen estudios en papas y frijoles silvestres para desarrollar nuevas variedades climáticamente resilientes, combinando la tolerancia al calor y a la sequía. Por otro lado, tenemos aprobada la Ley 30754, Ley marco sobre cambio climático, que señala las responsabilidades compartidas entre los diversos niveles de gobierno y los sectores vinculados.

Para finalizar, recogemos la advertencia de los expertos, quienes indican que las decisiones tomadas no evitarán el incremento de la temperatura, pero sí es posible limitar este aumento a 1.5 °C. Sin embargo, aún si logramos mantenernos en este rango, no se eliminarán los riesgos y ciertos impactos que ya son irreversibles, como la desglaciación continua y otros fenómenos.

Es por eso que los esfuerzos no solo deben estar destinados a mitigar el cambio climático sino también a adaptarse a las nuevas condiciones. En esa tarea, un gran desafío global es proteger la biodiversidad, conservar y restaurar los ecosistemas como herramientas poderosas de adaptación.

El problema de esto, explica Manuel Pulgar Vidal, ex ministro de Ambiente de Perú y hoy líder de clima y energía para el Fondo Mundial para la Naturaleza, es que la pérdida de biodiversidad implica la pérdida de los servicios eco sistémicos y eso a su vez expone a los seres humanos a una mayor vulnerabilidad.

(*) Director ejecutivo CEDEP Ayllu.

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